En algunos lugares de Gran Bretaña se asocia a la Navidad y es presente en muchas tarjetas y sellos. El vínculo con la festividad se debe probablemente al hecho que los carteros británicos, durante la época victoriana, vestían uniformes rojos y eran nombrados Robin («petirrojo»).

Una antigua leyenda británica explica que el color del pecho es una marca de la sangre de Cristo, de cuando le cantó en el oído para consolar su dolor cuando estaba clavado a la cruz.